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Algunos temas bíblicos

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F ... / felicidad verdadera

felicidad verdadera

Salmos Capítulo 1:1

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

Salmos Capítulo 1:2

Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.

Salmos Capítulo 1:3

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

Salmos Capítulo 1:4

No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento.

Salmos Capítulo 1:5

Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos.

Salmos Capítulo 1:6

Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.

Salmos Capítulo 34:8

Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.

Proverbios Capítulo 16:20

El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.

Eclesiastés Capítulo 2:1

Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

Eclesiastés Capítulo 2:2

A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?

Eclesiastés Capítulo 2:3

Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

Eclesiastés Capítulo 2:4

Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;

Eclesiastés Capítulo 2:5

me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto.

Eclesiastés Capítulo 2:6

Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.

Eclesiastés Capítulo 2:7

Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.

Eclesiastés Capítulo 2:8

Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.

Eclesiastés Capítulo 2:9

Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría.

Eclesiastés Capítulo 2:10

No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

Eclesiastés Capítulo 2:11

Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

Eclesiastés Capítulo 2:12

Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.

Eclesiastés Capítulo 2:13

Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.

Eclesiastés Capítulo 2:14

El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.

Eclesiastés Capítulo 2:15

Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.

Eclesiastés Capítulo 2:16

Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.

Eclesiastés Capítulo 2:17

Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.

Eclesiastés Capítulo 2:18

Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí.

Eclesiastés Capítulo 2:19

Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad.

Eclesiastés Capítulo 2:20

Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría.

Eclesiastés Capítulo 2:21

¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande.

Eclesiastés Capítulo 2:22

Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol?

Eclesiastés Capítulo 2:23

Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.

Eclesiastés Capítulo 2:24

No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.

Eclesiastés Capítulo 2:25

Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo?

Eclesiastés Capítulo 2:26

Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

Eclesiastés Capítulo 3:12

Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;

Eclesiastés Capítulo 3:13

y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.

Eclesiastés Capítulo 7:14

En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.

Isaías Capítulo 26:3

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

Isaías Capítulo 26:4

Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.

Jeremías Capítulo 29:11

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Mateo Capítulo 5:3

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mateo Capítulo 5:4

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Mateo Capítulo 5:5

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Mateo Capítulo 5:6

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Mateo Capítulo 5:7

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Mateo Capítulo 5:8

Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Mateo Capítulo 5:9

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Mateo Capítulo 5:10

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Lucas Capítulo 6:43

No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto.

Lucas Capítulo 6:44

Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.

Lucas Capítulo 6:45

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Lucas Capítulo 6:46

¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Lucas Capítulo 6:47

Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.

Lucas Capítulo 6:48

Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.

Lucas Capítulo 6:49

Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.

Juan Capítulo 3:16

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan Capítulo 14:1

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

Juan Capítulo 16:24

Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Gálatas Capítulo 5:22

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

Gálatas Capítulo 5:23

mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.